miércoles, 22 de julio de 2009

Días de lluvia.

Días de lluvias y bocinas de autos, me hacen recordar hace años, en el que aprendí a manejar. Recuerdo las calles, el olor, la emoción y también, cómo no, recordar la motivación que me llevó a tomar, en vacaciones de invierno, un curso de manejo.

En esos días mi novio de turno se fue a Europa; el mismo tipo que ha vuelto a mi vida hace un tiempo, sin mostrar señales de vida hasta el momento. Que ese reencuentro fue solo una ventana fugaz entre el tiempo pasado y el actual. Hasta ahora no lo he visto, pues se ha tomado vacaciones y parece no querer retornar a Stgo luego.

Por ese amor de otoño fue que me decidí aprender a manejar. Traicionando mis principios, y dejando de lado mi bicicleta, me puse pié en el pedal y empecé a practicar.

Entre bocinas y charcos, a 40km/h aceleraba “raudo” por la ciudad. Al principio es cierto que me costó montón, pero luego del tiempo le tomé el ritmo.

La intensión era ir a buscar a mi novio al aeropuerto cuando llegara de su viaje. Finalmente nunca lo hice, y no es que hayamos terminado antes, pues nuestra relación se extendió mucho después de su llegada. Los padres fueron los que lo recibieron, yo simplemente me hice a un lado, teniendo en claro mi papel secundario.

2 comentarios:

Carlos Ochoa Quezada dijo...

No es en mala, pero escribes tanto de episodios con tus novios que me recuerdas a los míos y mis propios episodios lamentables con ellos xD

en fin, me encanta leerte. es un acto masoquista, pero igual, asociar mis recuerdos y reflexiones con los tuyos me hace sentir menos solo (eso fue lo mas cursi que he escrito en mucho tiempo).

hugs.

ser.vivo dijo...

Que tierno es leer eso