domingo, 30 de diciembre de 2007

Fin de año


Últimos días del año. Últimos días para darse cuenta de todo lo que ha pasado.
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Para mi, el año nuevo, es simplemente un día más. Es casi como una frase cliché; parte de las frases de los inconformistas que no quieren pertenecer a la multitud “carretera” chilena. Para mi más que una frase cliché, es algo cierto. El año nuevo es otro día más entre el solsticio de verano y el equinoccio de otoño. Mi año nuevo, está situado un par de semanas antes del 31 de diciembre, mi año nuevo es mi cumpleaños.
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En el cumpleaños celebramos la primera bocanada de aire que recibimos, el primer llanto, la primera incomodidad, y parte de la soledad que experimentaremos a lo largo de la vida, cuando por fin terminemos de darnos cuenta que en realidad estamos solos, y que somos individuos sin nadie que nos ayude o apoye incondicionalmente. Quizás suene un poco crudo, pero es cierto. Finalmente, si uno no está, no hay nadie. Es esa mi “filosofía”. Tú existes gracias a mí, y sin mi tú eres nada. Esto no es un alarde de egocentrismo u otro rasgo de introspección humana; para mí es la realidad. Es difícil explicarlo, y no sé si me entienden. ¡Ya sé!, es como dar la vida por alguien. ¿Tiene algún sentido el dar la vida para que algo resulte? La respuesta para mí es no.
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Es como lo que decía Newton, que por cierto también era algo así como un filósofo, de hecho era un teólogo, y no un científico. Pero Newton decía que “lo que se mide existe”. Yo diría algo como “lo que se siente existe”, y traduciendo “lo que se siente” como “lo que es percibido por los sentidos”. Por ende, si no te veo, no te huelo, no te oigo, no te siento o no tacto, es porque no existes. ¿Pero si otro te percibe? Ahí ese alguien tiene que mandar una señal para decírtelo, y ahí existir dentro de tu mundo.
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En realidad, es así como quisiera pensar, pues me parece lógico; pero no es así como vivo. Un día me di cuenta que de verdad estaba solo y que mi Dios en realidad, era la seguridad y aliento que yo mismo me daba a diario. Me defraudé al darme cuenta del vacío que existía en mi rededor. Pero a pesar de ello, me sentí aliviado, al tener la realidad en mis manos. Fue como nacer de nuevo y sentir en un 100% el frío que ha significar el no estar en el útero materno, o fue como la primera vez que uno siente hambre y llora y se queja para que el cuidador nos calme con nuestra demanda. Pero ese elixir no duró mucho. El goce de la realidad quedó casi en ascuas, cuando al día siguiente desperté y me aferré al hecho de que hay gente que estará con uno más que con ellos mismos. Yo sé que esa realidad no existe, y si existiera, no es muy inteligente.
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Siempre he dicho que uno sabe las necesidades personales mejor que cualquiera. Siempre he dicho que es mejor aprender que obtener las cosas gratis (“aprender a pescar, antes que obtener los pescados como regalo, como podría ser una limosna”). Por eso no creo en el pedir, ni en el compartir los malestares o necesidades con otro. Me gusta la individualidad y la independencia. Me agrada el que yo sepa que hacer cuando tenga hambre y que no necesite de nadie para saciarla. Pues si alguien se hace cargo de mi hambre quizás me de un vaso con agua, y luego cuando tenga sed, me de una hogaza de pan.
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Para la satisfacción de nuestras necesidades, es preciso conocerse, y saber interpretar las emociones. Tener “inteligencia emocional”, término muy popular desde la publicación de un libro homónimo. Desde que la femineidad se ha tomado esta parte del siglo, nos ha resultado bastante útil el tener un dominio y conocimiento de nuestras emociones.
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He de confesar, que al principio de este año, y antes mucho más; tenía una terrible discapacidad. No sabía reconocer emociones. Podría tener odio, pena, tristeza, melancolía o cualquier otra emoción negativa, y todas las tomaba por igual, impidiéndome resolverlas de una manera adecuada, y por lo mismo, recibiendo una digestión bastante errada. Hoy en día, “he vuelto a nacer” y las emociones las he vuelto a sentir. Esta “evolución” tiene pros y contras. El pro, es que ahora entiendo que es lo que sucede conmigo, y puedo tomar cartas en los asuntos que antes me cegaban. El contra, es que ya no hay control de las emociones, pues eso era lo que hacía antes. Las emociones estaban enjauladas, sin poder salir; transformándome en una especie de robot.
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Ahora no me quejo de todo lo que me duele el dolor, ni de lo poco que me alegra la felicidad. Ahora vivo las cosas con un toque más de realidad y conexión con el medio. Y a pesar de que he dicho, al igual que la Vivi Kreutzberger, que “el 2007 es un año que quiero olvidar”, en realidad el 2007 es un año en el que he aprendido a estar conmigo, y a diferenciarme del medio en el cual estoy inmerso. Ha sido un año difícil, y poco agraciado. Sin muchos logros, y muchas vivencias. Muchos problemas, y muy pocas soluciones. Como un hoyo profundo del cual no se sale, pues la salida no es por arriba, si no por abajo. Y sí, que tocar fondo cuesta mucho, y cuando finalmente se hace uno no se da cuenta, hasta que sale de todo y mira hacia atrás para ver que el pasado son eternas telarañas que ahí se quedaron, sin atrapar extremidad alguna nuestra. Pues para mí, el avanzar es algo fundamental y muy necesario. Ser mejor persona, crecer y moverme en dirección de mis metas es lo que me mantiene vivo para seguir y seguir.

1 comentario:

Carlos Ochoa Quezada dijo...

mmm no se.... yo lo unico que puedo pensar es que el 2008 no puede ser como éste, pero what's the difference, todos terminan siendo iguales, a veces peores...

pero en fin, para qué tan pesimista. =P

=O cuando es tu cumpleaños? io = estoi de cumple en diciembre... un par de semanas antes del 31 xD